La mantilla, elegante tradición en Sevilla
(Viernes, 12 abril 2019)
La asociación Qlamenco reunió a 15 firmas y diseñadores andaluces para promocionar y reivindicar el uso de la mantilla
Cuenta atrás para la Semana Santa y en Sevilla los rituales ya están en marcha. Uno de ellos es la tradición de la mantilla, por supuesto negra y sin flores, que quede claro. Así es el luto. Y los Jueves y Viernes Santo ese luto es por la muerte de Jesucristo.
Sevilla cumple a rajatabla esas tradiciones que la hacen diferente, atractiva y bella, y que ofrecen esa imagen inigualable de una ciudad en la que sus mujeres lucen la mantilla como en pocos lugares del mundo.
Para ir abriendo boca, Qlamenco, Asociación de Diseñadores Empresarios de Moda y Artesanía Flamenca, organizó un shooting de prensa bajo el lema Sí, mantillas. Sí, moda, con el objetivo de promocionar y reivindicar el uso de esta prenda exquisita y elegante entre mujeres de todas las edades.
Porque es cierto. Cualquier mujer de cualquier edad puede lucirla, también las más jóvenes, aunque hay que tener en cuenta ciertas directrices básicas: es luto, no fiesta, y por ello, el vestido que acompaña a la mantilla debe ser negro, sencillo, tapar la rodilla y llevar manga larga o al codo. No proceden escotes excesivos ni hombros o brazos al descubierto.
El tamaño de la peina irá acorde con la estatura de la mujer. Y pendientes y broche irán a juego. Los primeros serán pequeños o que cuelguen sólo un poco, y ambos complementos irán en oro, o plata o brillantes.
El bolso será más pequeño que grande, negro y sencillo, y los zapatos también negros, de salón (cerrados), con un tacón que no necesita ser demasiado alto. El look se puede terminar con guantes (negros) y con un rosario.
La mantilla suele ser de Chantilly, blonda o tul. Pero para su correcta colocación también existen normas. Según dicta el protocolo, el largo debe adecuarse a cada persona, es decir, por delante debe llegar a la altura de las manos; por detrás, a unos centímetros por debajo de la cadera.
Y para evitar disgustos a causa de una ráfaga de aire, la mantilla se sujetará al vestido de forma discreta, generalmente en los hombros, además de con el broche que la recogerá en la zona trasera de la cabeza y peina.
Partiendo de estas premisas, Qlamenco reunió a quince firmas y diseñadores andaluces en esta segunda edición dedicada a la mantilla, que vistieron a otras tantas modelos de la agencia Doble Erre y las llevaron a Metropol Parasol, más conocido como Las Setas, en la sevillana Plaza de la Encarnación.
Agustín Roiz, Ana Morón, Antonio Gutiérrez, Atelier Rima, Aránega, Benjamín Bulnes, Carmen Vega, Francisco Tamaral, Javier García, José Galvañ, José Raposo, Loli Vera, Luis Fernández, Pedro Béjar y Yolanda Rivas mostraron su visión de la mujer sevillana vestida de mantilla.
Una prenda que podría tener su origen, hace siglos, en los velos y mantos con los que se adornaban y abrigaban las mujeres. Sin embargo, parece que fue ya en los siglos XVII y XVIII cuando la mantilla se convierte en pieza ornamental del vestir femenino en determinados actos sociales entre la aristocracia y la burguesía.
Para este día previo tan especial, Qlamenco contó además con la colaboración de Blasfor (mantillas, peinas y accesorios), Buhoneras (antigüedades) y la Escuela de Maquillaje Cristina Rivero.
©Ana García Romero // Vivir el Sur (textos). Ernesto Castillo // Qlamenco (fotos)
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