(Sábado, 16 octubre 2021)
Mucho se ha hablado del chocolate, desde que llegó a Europa gracias al conquistador Hernán Cortés a su vuelta de América. Es antioxidante, sobre todo el chocolate negro, por su mayor cantidad de flavonoides, que ayudan a nuestra salud cardiovascular, a mejorar la piel, la salud de nuestro cerebro e incluso la de nuestros músculos, entre otros beneficios.
Chocolates del Mundo es el plato que se elabora en el restaurante La Finca, que pertenece al hotel La Bobadilla Royal Hideaway (Grupo Barceló), gracias a la colaboración del chef Pablo González (dos estrellas Michelin y tres soles Repsol), el repostero Pol Contreras (el chef del chocolate y mejor pastalero revelación de restaurante 2019) y la artista Noemí Flores.
Pablo González (foto: Joaquín Zamora) |
Pol Contreras |
La idea es ofrecer una degustación con la que se recorran los orígenes y matices del chocolate. Y para ello, este plato está elaborado con tres tipos de cacao de distintas procedencias y con preparaciones diferentes.
El primero de ellos es el cacao criollo de la región sur de Lago (Venezuela), trabajado en un porcentaje del 75% con panela de Ecuador. La tableta procede de una cobertura elaborada por Pol Contreras mediante un tostado medio y 24 horas de conchado, desarrollando notas afrutadas, a nuez y a caramelo.
El segundo es cacao trinitario de la plantación Mava (Madagascar), al 85% con azúcar de caña de Costa Rica, un cacao que fue premiado en 2017 con el International Cocoa Awards Winner. También parte de una cobertura creada por Contreras, pero con un proceso mínimo. El conchado también es de 24 horas e inicialmente desarrolla notas de fruta tropical, especias y mial, para terminar con matices de frutos secos y cuero.
Por último, el cacao híbrido del alto Amazonas y Trinitarios de East New Britain (Nueva Guinea), al 80% con azúcar de caña de Costa Rica, tostado lilgero y de nuevo 24 horas de conchado. Expresa el típico ahumado de los cacaos de Papúa Nueva Guinea con notas cítricas, especias y vainilla.
Contreras explica que los tres chocolates son "radicalmente diferentes. La idea es saborear el cacao con la misma mentalidad que se va a una cata de vino".
El plato final respeta la materia prima y cuenta con una sorprendente apariencia: los chocolates van colocados sobre una tabla de madera rústica, se cincelan delante del comensal y se sirven en una vajilla llamada Pajarita Nazarí, que recrea las pajaritas de los azulejos de la Alhambra entonos blancos, diseñada por Noemí Flores. "El plato está hecho por moldeo de porcelana de Jade, horneado a alta temperatura con vidriados artesanales y decotado con pan de oro", explica.
Todo un universo fundamentado en el movimiento Slow Travel y el lujo sostenible, que, a través de Chocolates del Mundo transporta al comensal y hace que afloren sentimientos de felicidad.